jueves, 23 de agosto de 2012

estaban el pri, el pan y el prd... (una fábula esperanzadora)


por @tlilcuauhtli

Los animalitos del campo pensaban que estas elecciones serían las últimas. Ya anteriormente habían votado por el águila y la serpiente, pero entre ambos se habían engullido a la mayor parte del electorado.

Estas elecciones no pintaban mejor, puesto que los únicos postulados eran el águila, la serpiente y el gato montés. El coyote, sin embargo, invitó a sus compañeros a que no perdieran la calma; aparentemente sólo tendrían que estar vigilantes.

Y así fue como el gato montés terminó en el palacio de gobierno. Pero cuando este salió para el almuerzo, se topó con que prácticamente todo el padrón electoral ya lo esperaba en la madriguera del conejo. 

El conejillo preguntó extrañado a qué se debía la visita; “no pues... si yo nada más venía a restaurar tu vivienda, compañero,” balbuceó el felino con sus ojos bien saltones, mientras acomodaba las piedritas del recinto.

Al poco rato, el gato montés se retiró. Iba camino al escondite del venado, pero cuando encontró otra vez a todo el campo ahí reunido, no pudo más que saludar. “Muy buenas tardes, hermano venado,” dijo, “he venido a rehabilitar su carretera.”  Y sin mayor interrupción, barrió con la cola las pajitas del camino.

Ya cuando se estaba haciendo de noche, el gato montés se despidió; anduvo muy hambriento hacia el refugio de los cochis salvajes, donde por fin vislumbró un jabalicillo suelto.

Pero cuál fue su sorpresa cuando el puerquillo volteó a verlo emocionado y gritó ante todos los ahí reunidos “miren, es el gobernador que viene a arreglar nuestra fosa séptica!”

Y así fue como el gato montés pasó toda la noche destapando las letrinas del electorado, mientras los animalillos del campo cantaban a su alrededor: “la diferencia entre un guardia y un verdugo, no la hace el que le da el arma, sino el que elije para dónde la apunta.”

MORALEJA: EL GIGANTE QUE LE TEMÍA A LOS ENANOS

En los tiempos del autoritarismo teníamos un soberano problemón, porque nuestro destino dependía del capricho del dictador en turno. En cambio, ahora que vivimos en el oligarquismo,  hemos reducido el problemón a... varios problemas, porque nuestro rumbo lo definen los partidos, los monopolios y los sindicatos de la educación y la energía.

El que piense que nuestro futuro está en mejores manos ahora, sólo tiene que preguntarse si el esclavo romano en verdad salía mejor librado cuando lo aventaban con los tigres, los lobos, los osos y las serpientes, en vez de simplemente echarlo a los leones.

Lo bueno que nosotros sí tenemos otra alternativa: en cualquier momento podemos hacer que nuestro propio destino dependa de nosotros mismos. 

Ya hemos visto que eso no se consigue con sólo votar. Hay que hablar, actuar, organizarse y exigir. Hay que trabajar, participar, respetar y proponer. 

Hay que hacer muchas cosas, y nunca dejar de hacer cada vez más, pero lo más importante es quererlo, porque cuando un gigante le tiene miedo a los enanos, estamos hablando de tan solo un problemilla de voluntad... en 120 millones de mexicanos.

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